

Guerra contra el arbitraje, actitud deplorable… el Real Madrid en plena crisis de nervios
Derrotado el sábado en la final de la Copa del Rey por el FC Barcelona en la prórroga (3-2), el Real Madrid, embarcado en una guerra institucional contra el arbitraje, ha provocado casi críticas unánimes en España y ha manchado su imagen.
En un contexto muy nocivo, este tercer Clásico de la temporada no podía terminar de otra manera: un caos tan previsible como deplorable sobre el césped del estadio de la Cartuja, en Sevilla, que merecía algo mejor que ese triste espectáculo.
Después de haber pasado todo el partido quejándose de cada decisión, Antonio Rüdiger, Jude Bellingham y Lucas Vázquez fueron expulsados por protestas violentas contra el árbitro del partido Ricardo de Burgos Bengoetxea, que había llorado el viernes al denunciar los constantes ataques de Real Madrid TV al colectivo arbitral.
"Lo que pasó ayer no está a la altura del gran club que es el Madrid. Esa es mi opinión. No es fácil estar ahí y que todos te apunten, por eso he felicitado hoy al árbitro. Todos nos equivocamos. Creo que hoy ha ganado el fútbol y eso es lo importante", afirmó el defensa culé Inigo Martínez.
- Contexto nocivo -
Bajo una enorme presión, De Burgos Bengoetxea tuvo mucho trabajo, pero ninguno de los dos equipos podrá acusarlo de haber favorecido al rival.
Su asistente de vídeo, Pablo González Fuertes, el hombre que provocó la ira blanca, le llevó a anular un penal a favor del Barça en el minuto 90+6, demostrando, a los ojos del diario Marca "su honestidad", "puesta en duda" erróneamente antes del encuentro.
Desde hace varios meses, el gigante español está siendo acusado de utilizar su canal de televisión para desacreditar a los árbitros, publicando antes de cada encuentro una recopilación de sus supuestos errores en contra del Real Madrid.
Interrogados en rueda de prensa en la víspera del partido, como es habitual antes de la Copa y de la Supercopa de España, De Burgos Bengoetxea y González Fuertes hablaron de sus situaciones personales, con los insultos y hostigamiento que reciben a través de las redes sociales y el impacto de esta campaña en sus familias, además de anunciar una respuesta colectiva.
- El boicot, un mal hábito -
Sus alocuciones provocaron el malestar del club merengue, que boicoteó el trabajo de los medios y puso en duda su participación en la final, al tildar las declaraciones de "inadmisibles" por parte de los árbitros, supuestamente para demostrar su parcialidad, antes de retractarse.
Una actitud unánimemente condenada en España, incluso por medios considerados cercanos al Real Madrid, que recuerdan otra situación reciente, en la ceremonia del Balón de Oro, también saboteado por el equipo blanco, ya que el brasileño Vinicius no iba a ganarlo.
"Lo peor de esta gran final fue el esperpento mediático que organizó Florentino Pérez los días previos al partido para presionar a los árbitros de la Final. La utilización de Real Madrid TV para acosarles, el plantón a los actos oficiales y el delirio de intentar cambiar a De Burgos Bengoetxea y a González Fuertes (responsable del VAR) describen la situación de deriva en la que se encuentra el club blanco", escribe el diario catalán Mundo Deportivo.
Lanzada desde el pasado mes de febrero en una guerra institucional contra un arbitraje que juzga "completamente desacreditado" y un sistema "corrupto desde dentro", la 'Casa Blanca', que a menudo destaca su clase, su prestigio y su historia, parece encerrarse hoy en una especie de burbuja conspiracionista, contra los demás clubes españoles y las grandes instancias del futbol: UEFA, FIFA, LaLiga, entre otros.
- El más favorecido por los árbitros -
La mayoría de los comentaristas recuerda, sin embargo, que el Real Madrid, que presiona por la voz de su presidente para la creación de una Superliga, para "salvar el fútbol europeo", es el equipo que ha sido más favorecido por el arbitraje en las últimas temporadas, tanto en su campeonato como en la escena europea.
No es suficiente, en cambio, para calmar a los hinchas madrileños, siempre convencidos de que están perjudicados, y cuyo sueño de ganar todos los títulos posibles, cuando llegó el francés Kylian Mbappé el pasado verano, se hizo añicos.
El Real Madrid, que se encuentra a cuatro puntos del Barcelona en LaLiga, sólo puede aferrarse a un cuarto Clásico ante el Barça el 11 de mayo y a un Mundial de Clubes en junio para salvar una temporada decepcionante.
Y, de paso, hacer olvidar la crisis deportiva e institucional de la entidad.
G.Renaud--PP